Florisgrafía, impresos y bioarte.

El espacio de trabajo para el desarrollo de este modo de hacer fue el taller de grabado o atelier, pero también el laboratorio, como espacio práctico y exploratorio que complementa y enriquece las instancias de investigación y de exploración
material y técnica. Este trabajo indaga en esas fronteras entre arte y biología. Estos espacios generan intercambios metodológicos: por un lado, un hacer poético y, por el otro,  un hacer científico exploratorio, que busca resolver cuestiones técnicas de impresión sobre pétalos de flores, en función de una manipulación estética.
La relación entre el campo disciplinar y técnico del grabado, en continua relación al término gráfica - que es más abarcativo en términos contemporáneos y experimentales – y el trabajo con materiales naturales [bioarte] permite entablar una
relación reflexiva en torno a la noción de campo expandido, dando como resultado una práctica gráfica expandida/experimental que he denominado florisgrafía.
Esta noción de definición o no definición propuesta por Rosalind Krauss, permite pensar a lo expandido desde la necesidad, donde se produce una mixtura de
procesos que se aplican dentro del arte, ya sea desde la práctica misma como desde la reflexión y conceptualización.